La estimulación temprana. Un gran motor para ayudar a los mas pequeños de la familia a afrontar el desafío de experimentar los primeros pasos en este mundo. Es por eso que desde hace unos meses comencé a impartir un taller de juego para niños de 1 a 2 años de edad. Los protagonistas de este taller no lo hacen solos obviamente, por el contrario participan de esta propuesta junto a un adulto que los acompaña.

Este taller tiene como propósito el «Soltar para Jugar». Es un espacio muy amigable que se define como «encuentro psicomotriz y lúdico». Es en este tipo de encuentros donde también se realizan diferentes propuestas adecuadas para niños de todas las edades.

Cada actividad se realiza agrupando a los niños según la edad y están coordinadas por diferentes profesionales del area, en su mayoría Psicomotricistas.

Romina, es la directora de este espacio. Ella me ha convocado para estar al frente de este taller destinado a niños entre uno y dos años de edad. La propuesta, es generar un ambiente en donde los niños puedan expresarse, desplegar sus inquietudes y explorar diferentes espacios de juego. Los niños se animan a cada desafío con el que se encuentran junto con un adulto que los acompaña y sostiene en cada aventura.

Encontrarse con pares con quien identificarse, interactuar y compartir intereses, es uno de los mejores estímulos que le podemos brindar a nuestros hijos.

La propuesta se inspira en un espacio de juegos donde los mas pequeños puedan experimentar, crear y potenciar sus capacidades. Un lugar en donde todas las actividades son pensadas en función de la edad cronológica de cada niño, de sus intereses y necesidades.

Lo mas importante para destacar en este proceso de aprendizaje es que cada infante tiene su tiempo en la adquisición de pautas madurativas. Ese punto particular es una de los primeros fundamentos que se considera a la hora de pensar las diferentes propuestas a abordar.

Ahora bien, hemos hablado del protagonista, el niño. Sin embargo no podemos olvidarnos en este tipo de talleres del adulto que colabora. Un lugar donde los acompañantes (madre, padre, abuela, abuelo, tía, tío, etc.) puedan compartir cualquier inquietud o experiencia sintiendo contención en este tipo de experiencias. Conversar sobre el desarrollo o crianza de los niños o porque no, contar alguna escena de la vida cotidiana. Una comunidad que empatice con el mismo tema puede ser de gran colaboración para el resto. Este tipo de espacios colaborativos, suele ser muy enriquecedor. Existen inquietudes que suelen ser un común denominador en todas las familias. Al poder compartir con otros se genera un intercambio en donde se adquieren herramientas que podrán implementarse en casa.

por último, te contaré de quien imparte este tipo de talleres. La diferencia está en la dedicación, abordando este tipo de tareas con plena conciencia, ya que estamos interceptando los primeros pasos de la vida de un niño. Un contexto bien intencionado por quien aborda este tipo de encuentros, un niño involucrado en una actividad que esté vinculada a sus necesidades y un adulto bien acompañado puede generar mejores resultados.

En particular, me siento muy agradecida con Romi, quien me ha brindado la posibilidad de llevar a cabo esta actividad que realizo todos los lunes con mucho amor.

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